jueves, 13 de mayo de 2010

EL CASTELLANO RESULTA NUEVO A MUCHOS PARAGUAYOS



HASTA EL CASTELLANO RESULTA NUEVO PARA MUCHOS PARAGUAYOS QUE RECIÉN LLEGAN
Publicado en NACIONAL 15/04/2010 y en Viva Paraguay.wordpress.com
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COMODORO RIVADAVIA (ARGENTINA) COBIJA A CASI MIL INMIGRANTES DE ESA NACIONALIDAD QUE EN BUSCA DE UN FUTURO SE ADAPTAN A LOS RIGORES DE UN PAISAJE Y UN CLIMA DISTINTOS A LOS DE SU TIERRA
La mayoría viene de pueblos pequeños, donde están más acostumbrados a hablar en guaraní que en español. Se habitúan, pero también buscan mantener sus tradiciones, como las comidas elaboradas con mandioca y maíz pisado, la música y las creencias populares. Llegan de distintos puntos de Paraguay pero la mayoría procede de la zona oriental, dividida del Chaco Boreal por el río bautizado con el nombre del país.
Desde hace un par de décadas, la inmigración paraguaya empezó a crecer en Comodoro Rivadavia, pese al contraste de su tierra con el paisaje patagónico y su clima. Albañiles, pintores, electricistas y carpinteros son algunos de los oficios que caracterizan a los paraguayos que vinieron en busca de oportunidades de trabajo.
A casi 3.000 kilómetros de su país, buscan continuar arraigados a su cultura, a sus costumbres y el lugar que los aúna en ese sentido es el Centro de Residentes Paraguayos. “En el Centro tratamos de mantener las tradiciones, las comidas, el baile y también el idioma guaraní”, comenta Andrés Torales, presidente de la institución.
“Allá en Paraguay se habla todo guaraní. Donde se habla más el castellano es en Asunción y en la escuela también ahora. A mí no me costó porque mi mamá hablaba mucho castellano, o sea que nos enseñaba desde chicos a hablar”, cuenta Néstor Rivero, quien llegó a Comodoro Rivadavia hace un año y seis meses, proveniente de Itaguá, un pueblito ubicado a 30 kilómetros de Asunción.
A diferencia de Rivero, para algunos paraguayos que recién llegan a la Argentina les resulta difícil acostumbrarse al castellano, debido a que el “Jopara” (mezcla) permite utilizar en su país el castellano como lengua comercial y el guaraní como lengua doméstica, explica Vicenta Espínola Arce, una joven de 25 años que llegó hace ocho meses desde San Pedro, un pueblito de 32 mil habitantes.
“Hablamos todos guaraní mucho, no se habla el castellano, seguro que me notás, pero bueno estoy aprendiendo (a utilizar el castellano) de a poco. Yo me acostumbro (sic) a hablar más el guaraní. Acá es todo diferente, tienen otra tonada, algunas palabras que les digo a las chicas no me entienden. Algunas veces acá en mi trabajo me pasa lo mismo, porque algunos clientes no me entienden a mí y yo tampoco les entiendo a ellos”, narra la joven que atiende una heladería.

COMIDAS Y ALGO MAS
Las costumbres alimenticias es lo que más extrañan los inmigrantes de la tierra denominada “El Corazón de América”, sobre todo aquellos que vienen de pueblos pequeños. Vicenta dice que no hay mucha diferencia con las comidas de la Argentina, “es casi la misma cosa, lo que pasa que nosotros allá lo plantamos y es nuestra producción la que consumimos, no compramos”, relata.
Uno de los productos que más consumen los paraguayos es la mandioca y la misma puede conseguirse en algunos comercios de Comodoro Rivadavia, lo mismo que el maíz pisado. “Con eso podemos seguir manteniendo nuestras comidas típicas y preparar la chipá que se hace de almidón de mandioca, el chicharrón frito que se hace con carne o el locro paraguayo”, asegura Torales.
Además los restos de la mandioca sirven para realizar un plato llamado “Mbeju”, grafica Rivero. “A la mandioca la exprimen a mano, la dejan secando al sol y después la usan para hacer como la harina y con eso se prepara el Mbeju. Pero ahora está como seis pesos el kilo y te dura un plato de comida. Es como la papa, pero es riquísima y daría cualquier cosa por una mandioca”, confiesa entre risas Rivero, quien trabaja como carpintero.
Sin embargo, el plato más típico de Paraguay es la sopa paraguaya. “No viene a ser como la sopa de acá. La que nosotros llamamos son como tortas. Acá los preparan en líquido y allá nosotros lo preparamos en pasta. Se hace con maíz, sal, manteca y huevo, pero acá no la hago porque nadie lo come, es raro”, remarca Vicenta.
También aclara que en sus pagos el mate cocido no viene en saquitos y sellado como uno acostumbra a comprar en el supermercado. “El mate cocido nosotros lo preparamos con yerba, azúcar y carbón”, ejemplifica sobre otra de las costumbres de un país parecido, pero a la vez distinto al que eligieron para forjar su futuro.

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