miércoles, 24 de marzo de 2010
RAY ARMELE PRESENTÓ "¡POR QUÉ NO TE CALLAS!"
RAY ARMELE PRESENTÓ “¡POR QUÉ NO TE CALLAS! – COMUNICACIÓN Y PODER EN EL SIGLO XXI”
Leer original (hacer clic) en: http://groups.google.com.py/group/guarani-nee/web/ray-armele-presento-por-que-no-te-callas---comunicacion-y-poder-en-el-siglo-xxi
El miércoles 24 de marzo de 2010, a las 19 horas, se llevó a cabo el acto de presentación del libro “¡Por qué no te callas! – Comunicación y poder en el siglo XXI”, de Ray Armele. La ceremonia tuvo lugar en la Biblioteca Cervantes del Centro Cultural de España Juan de Salazar, ubicado en Herrera casi Takuary (Asunción, Paraguay).
Ray Armele dice que “¡Por qué no te callas” es el título de este texto empecinado en rastrear los sinuosos caminos en lo que mil y un veces se han encontrado -mal o bien- LA COMUNICACIÓN Y EL PODER. Por supuesto que debemos agradecer a Don Juan Carlos la inspiración del título (que no es macana plagiar a un Rey) y la oportunidad de su intervención (que para eso están los Reyes, digo yo, para señalar e iluminar los caminos por donde los plebeyos hemos de transitar), a la que hemos correspondido con el oportunismo de titular esta obra aprovechando sus contundentes palabras.
El índice de la obra incluye los siguientes titulos: 1. Por qué no callar, 2. En busca del verbo perdido, 3. Quién grita más fuerte, 4. Según Dios y sus conciencias, 5. Rebeldes, revoltosos y guarangos, 6. Entre el folletín ochocentista y la tecnología del tercer milenio. La prensa paraguaya avanza hacia el siglo XXI, 7. La emoción está en el aire, 8. ¿Por qué no llorás?, 9. A medio camino, 10. El fín… ¿justifica los medios?, 11. Ñe’ê ha mbarete, 12. Libreté ( * ). Censura y control de los medios, 13. ¡Maldito sea el público!, 14. ¡Por qué no me entienden!, 15. La autoridad y yo, 16. Dichos y contradichos. Frases célebres sobre la libertad de expresión, 17. El incidente del Rey, 18. Ilustraciones, 19. El autor, y 20. Bibliografía.
Ray Armele es periodista y en tal carácter trabajó en diferentes medios de comunicación de nuestro medio (televisión, radio y diarios); además, es productor cinematográfico; docente universitario (especializado en comunicación, publicidad, producción y guión) y asimismo es escritor. Entre sus obras anteriores encontramos: La lista de Hermes, ficción (2003), Naturalmente, manual de actuación para medios audiovisuales (2005), y Cuentos del mediodía, ficción (2006).
ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI ombohasa heta vy’apavê Ray Armele-pe onohêhaguére ko aranduka porâite, ohechaukáva mba’éichapa oî marandu ha marandukuaa ñane retâme; ha ohechakuaa ha omomba’eguasúre ñane avañe’ême ko hembiapo porâite rupive.
Maitei horyvéva opavavépe
David Galeano Olivera,
ATENEO Motenondehára
ateneoguarani@tigo.com.py
AQUÍ TRANSCRIBIMOS PARTE DE “¡POR QUÉ NO TE CALLAS! – COMUNICACIÓN Y PODER EN EL SIGLO XXI”
1. PORQUÉ NO CALLAR
A manera de prólogo
CÁLLESE PY, ¡ISH!
Que un Rey europeo mande a callar a un gobernante americano no debía haber sorprendido a nadie en el siglo XV, XVI, XVII, XVIII o XlX. Aún en el siglo XX. Cuántos Caciques, Alcaldes, Generales, Gobernadores y hasta Virreyes habrán extraviado la lengua y/o algún otro preciado atributo anatómico por atreverse a desafiar la divina autoridad de la Realeza extra-continental.
Hacer callar a un súbdito o sub-alterno sigue siendo hoy una práctica común, aunque el artículo 11 de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (París, 1789) reconoce la libertad de expresión. Pero desde mucho antes y aún mucho después de la Revolución de Francia, miles de cabezas han rodado por el descaro de ofender impíamente los sublimes oídos del Rey, Presidente, Gobernador, Alcalde, Intendente, Juez o Fiscal de turno.
“¿Por qué no te callas…?” podría registrarse como una de las frases más frecuentes en palacios y palacetes de gobierno, recintos parla-mentarios, re-uniones de accion-istas, gerencias de em-presas, fábricas, hospitales, haciendas, juzgados, templos y hogares de todo el mundo.
¿Por qué sorprendernos?... Pues porque sí es sorprendente que estas palabras hayan zarpado de boca nada menos que de Don Juan Carlos de Borbón, un Rey reconocido por su apuesta a favor de la democracia, y encallado en el Comandante Hugo Chávez, presidente de uno de los países latinoamericanos de mayor tradición democrática. Y que este mandato haya sido espetado en un encuentro de integración internacional, en pleno siglo XXI, y puesto en las pantallas de televisión de todo el mundo.
“Duele decirlo pero hay que decirlo” suele advertir el analista económico y político Pablo Herken en sus intervenciones televisivas. Y sí, hay palabras que duelen más que mil puñales. Como comunicador, me duele que “por qué no te callas” haya sido una de las frases más mediatizadas de este principio de milenio. Y que hasta se han hecho canciones con ella.
Me duele que la comunicación en todas sus formas (interpersonal, masiva, mediática, organizacional, informática, de Estado) no sea el instrumento de desarrollo que podría ser, especialmente en países como Paraguay, donde la comunicación bilingüe ha sido la mejor herramienta estratégica en los momentos más difíciles de nuestra historia.
JUSTIFICANDO EL PLAGIO
“¡Por qué no te callas!” es el título de este texto empecinado en rastrear los sinuosos caminos en los que mil y una veces se han encontrado — mal o bien — La Comunicación y El Poder. Por supuesto que debemos agradecer a Don Juan Carlos la inspiración del título (que no es macana plagiar a un Rey) y la oportunidad de su intervención (que para eso están los Reyes, digo yo, para señalar e iluminar los caminos por donde los plebeyos hemos de transitar), a la que hemos correspondido con el oportunismo de titular esta obra aprovechando sus contundentes palabras.
Más que un enjundioso tratado o un incisivo ensayo, este “manual” pretende abordar el ambicioso estofado que declara en el subtítulo – “Comunicación y Poder en el Siglo XXI” –, en la convicción de que ciertos incidentes que pueden parecer simplemente desafortunados o vergonzosos, pueden involucrar un valor mucho más trascendente y significativo.
Se busca aquí abrir un espacio de reflexión y discusión sobre un acontecimiento sintomático, que posiblemente descubre algunas aristas insospechadas en esa relación no siempre amigable y armoniosa entre los que gobiernan y los que comunican, dos ejes fundamentales en la sociedad democrática actual.
No estamos inventando nada nuevo. Ya los escritores y filósofos de la Grecia clásica aprovechaban las rencillas y deslices de las divinidades del Olimpo para transmitir al público algunas enseñanzas mundanas. Quizás por un lado estaba el regodeo mórbido de explorar las debilidades de los omnipotentes Dioses. Pero por otro lado, también estaba la delicada y sublime misión de inspirarse en las alturas, para llegar a los profanos con un mensaje optimista y esperanzador. Algo de esto nos anima a realizar esta labor.
En los capítulos siguientes, veremos que la confrontación entre Comunicación y Poder tiene antecedentes remotos en nuestra historia. Incluso ha sido registrada en los más antiguos libros sagrados. A ellos también recurriremos, así como a los primeros documentos escritos, al recuerdo de las grandes bibliotecas desaparecidas, a los testimonios que han quedado grabados en las piedras.
Comunicar es, ante todo, buscar la verdad. Y para encontrar esa verdad tenemos que plantearnos algunas cuestiones. Para eso debemos repasar la historia de la humanidad y algunas obras fundamentales, donde se exponen conflictos ancestrales entre los comunicadores y los poderosos.
Podríamos recordar algunos capítulos de textos religiosos:
¿Un dirigente tartamudo como Moisés podría haber guiado al pueblo hebreo en el éxodo sin el apoyo comunicacional de su hermano Aarón?...
¿Se hubiesen derrumbado las murallas de Jericó si sus cimientos no se hubiesen estremecido con la fuerza sonora de las shofar (trompetas judías)?...
¿La grandeza de Gautama Buda se basa en la divulgación del dharma (verdad eterna) y en la gran adhesión que obtuvo el maestro en el valle del río Ganges por su credibilidad y elocuencia?
¿Qué quería decir Jesús cuando al final de cada parábola espetaba “Quien quiera oír que oiga”?
¿Tuvo razón Mahoma al preferir el adhan del almuecín (grito para llamar a la oración islámica) en vez de las campanas cristianas o las shofar?
También muchos episodios de la historia mundial deberían movernos a reflexionar para sondear en estas intrincadas conexiones entre la comunicación y el poder...
¿La escritura nació como un instrumento cultural, o las verdaderas motivaciones de su difusión fueron el interés político y comercial?...
¿Por qué un simple filósofo y hablador como Sócrates irritó tanto a los jueces atenienses hasta el punto de hacer que lo condenaran a muerte?...
¿Es cierto que La Biblia en el Génesis y Aristóteles en La Política ya justificaban la esclavitud?...
¿Por qué Espartaco y otros esclavos que lo siguieron en su rebelión fueron crucificados en la Vía Apia?
¿Por qué a tantos científicos no se les permitió comunicar sus descubrimientos?... ¿Por qué muchos de ellos fueron humillados, encarcelados, torturados o ejecutados?...
¿Por qué las revoluciones muchas veces han terminado con la ejecución de los propios revolucionarios, o una severa represión de la libertad de expresión?
¿La censura y el control de los sistemas de información han sido siempre los más eficaces instrumentos de consolidación del Poder?...
¿Es la Comunicación de Estado la mejor aliada de un gobierno democrático moderno?...
¿Pueden constituirse los medios masivos de comunicación en enemigos de un gobierno elegido democráticamente?...
Y también podríamos repasar algunos tópicos concernientes a la historia y la idiosincrasia paraguaya…
¿Somos los paraguayos proclives al autoritarismo, el asistencialismo y la holgazanería?
¿Tiene el idioma guaraní alguna culpa en nuestro atraso económico y social?, o dicho de otro modo: ¿Si el Paraguay no fuese bilingüe, estaríamos mejor?
¿Por qué los medios de comunicación del Paraguay no utilizan el idioma guaraní? ¿Por qué la mayoría de las autoridades y muchos dirigentes políticos se acuerdan de que somos bilingües solamente cuando están en campaña electoral?
¿Los medios de comunicación en Paraguay pueden ser la solución al estancamiento cultural o son parte del problema?
¿Tuvimos buenos gobernantes y buenos políticos en Paraguay? ¿Tenemos el país y la historia que merecemos?
PRIMER GRITO DE LIBERTAD EN AMÉRICA
En nuestra historia como continente y como nación, tenemos casi 500 años de encuentros y desencuentros entre la Comunicación y el Poder. Desde aquellos primeros gritos de “¡Libertad!” de los partidarios de Martínez de Irala cuando desalojaron del gobierno del Paraguay a Núñez Cabeza de Vaca en 1544, hasta el proceso político que culmina en 2008 con la salida del poder del Partido Colorado después de 61 años y la victoria electoral del Obispo Fernando Lugo.
Dentro de cinco siglos de historia paraguaya, existieron inolvidables rebeldías como las de la India Juliana, de los caciques Lambaré, Guarambaré, Paraguá, Oberá, Yaguatatí y muchos otros que por más de 100 años se enfrentaron tercamente a la dominación española hasta que fueron masacrados y esclavizados definitivamente. Tal vez como postrer tributo a esa irreductibilidad gloriosa, la raza guaraní nos legó para siempre la fuerza indoblegable de su lengua, como arma combativa siempre dispuesta a colaborar en los conflictos armados y también en las campañas cívicas, tantas veces proscripta y silenciada por los vasallos de los Imperios.
El idioma guaraní resistió valientemente a los ataques de los adalides de la civilización que le negaron sistemáticamente su lugar en la sociedad paraguaya y lo crucificaron mil veces como antes lo hicieran con los rebeldes.
Pero siempre hubo extranjeros que valoraron nuestro lenguaje autóctono. El embajador norteamericano en Paraguay, James Cason, durante su estadía estudió disciplinadamente guaraní. En junio de 2008 presentó un disco con canciones en este idioma, criticado furibundamente por el Senador Domingo Laíno que, preocupado por nuestra salud auditiva, le dedicó el “¡Por qué no te callas!” monárquico. Cason, que venía de Cuba con los oídos reacostumbrados a los culebroneros y pantagruélicos discursos de Fidel Castro, no se contentó con prodigarnos sus trinos en el canto nativo, también fue guest star en una ópera, en el rol de Obispo. Al sacarse las vestiduras diplomáticas para ponerse las sacerdotales, preanunció lo que el Obispo Lugo también haría un tiempo después – licencia papal mediante – pero al revés: sacarse las vestiduras sacerdotales para ponerse la banda presidencial.
Cason tuvo un antecesor ilustre en el General Manuel Belgrano, embajador rioplatense que en 1810 tenía la misión de obtener la adhesión de los revoltosos del Paraguay a la Junta Superior Gubernativa de Buenos Aires. Enterado por sus asesores del potencial que tenía el idioma guaraní para influenciar en la población, encomendó a mensajeros la difusión de proclamas prolijamente redactadas en la lengua vernácula, tratando de seducir a los paraguayos para adherirse a los nuevos vientos “libertarios” que soplaban en América. Belgrano fracasó en su objetivo, pero dejó el precedente de valorar la comunicación como arma efectiva de una campaña política. Y los frutos de su campaña aparecieron en las narices del Gobernador Bernardo Velazco unos pocos meses después.
Así que de eso queremos hablar. De todo cuanto ha influido el verbo – el ñe’ë de los guaraníes – en las grandes luchas por el poder, por la democracia, por la justicia, por la libertad. Esa es la voz que no debemos callar. Porque la comunicación debe seguir siendo el aliento inclaudicable de la verdad que tiene derecho a decir cada ser humano. Y que hoy asume, en este siglo XXI de efervescencia tecnológica, el desafío de revalorizar la palabra como instrumento de desarrollo social.
11. ÑE’Ë HA MBARETE:
el bilingüismo en nuestra comunicación
ESCUCHÁMENA
¿Ñane ñe’ë guaraní ndaimbaretei español ñe’ëicha? ¿El idioma guaraní no tiene la misma fuerza que el español? ¿No sirve para comunicar? ¿No sirve para convencer de una idea política? ¿No sirve para publicitar un producto o un servicio? ¿No sirve para informar, para contar lo que está sucediendo en cualquier rincón de Paraguay o el mundo?
En los 90 aparece el diario Popular, que mezcla español, guaraní y jopara en un medio impreso. Y desde informativos como Día a día, Maitei, Kai’uhápe, comunicadores como Oscar Acosta, Carlos Báez, María Teresa López, Carlos Rubén Ojeda, Ramón Silva, Lucio Ruiz Diaz, empiezan a usar habitualmente estas mezclas idiomáticas que caracterizan fuertemente a nuestra cultura. Mencionamos en otro capítulo los programas televisivos del Prof. Almidio Aquino y Rosaly Ucedo de los años 70 y 80. También contribuyeron a la difusión de la lengua en los medios Ramiro Gómez interpretando poemas, Pedro Moliniers y Modesto Romero Cueto en varias obras teatrales, Mario Bogado recorriendo el mundo y haciendo entrevistas en guaraní con su Ayvu Marane’y y muchos otros.
Como lo expresa Bartomeu Meliá en su libro Mundo guaraní, “La Constitución Nacional de 1992, ¿fue pensada y escrita en castellano? Si éste fue el caso, es inútil tomar su texto como normativo y paradigmático para una nación que habla guaraní pero a la que se le niega un pensamiento político en guaraní”… “Siendo popular (la lengua guaraní)… no debería ser apartada del pueblo y, sin embargo, lo está siendo al negársele los medios y las posibilidades de comunicación justos y necesarios. El espacio de la comunicación está cada vez más ocupado por el castellano, obligando a la población de lengua guaraní a un verdadero apartheid lingüístico; en información y en oportunidades de trabajo, los hablantes de guaraní están siendo discriminados en su propio país. Es una señal de colonialismo imperante. La mayor y más fuerte presencia del mundo guaraní que existía y todavía existe en el Paraguay está siendo sustituida, y el desastre de esa deforestación lingüística se hace sentir incluso en el campo económico y social” (pag, 107, Edición del BID y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay, 2006).
¿Cuáles son las causas reales de la marginación del idioma guaraní? ¿O es un miedo obsesivo a un instrumento comunicacional que ha estado permanentemente vinculado a momentos decisivos de nuestra historia, como la revolución libertadora de 1811, la Guerra contra la Triple Alianza y la Guerra del Chaco?
“Mando y ordeno que estas Ordenanzas se publiquen y pregonen en la plaza pública de esta ciudad de Asunción como cabeza de estas provincias, en lengua española y en lengua guaraní, por intérpretes que las entiendan, para que vengan a noticias de todos”. Este bando dando importancia a la lengua guaraní data de 1597 y fue firmado por Hernando Arias de Saavedra, dato aportado por el doctor Roberto A. Romero, en su libro Protagonismo histórico del idioma guaraní.
El mismo Romero en su obra Las proclamas castellano-guaraní del General Belgrano transcribe documentos existentes en el Museo Mitre de Buenos Aires, que para el Prof. Marcos Morínigo “escribirlas en guaraní no constituía un gesto de político habilidoso para halagar sentimientos regionalistas. Era simplemente una actitud realista impuesta por una necesidad concreta. El pueblo paraguayo, como el correntino y misionero, por una serie de circunstancias históricas, sólo conocía la lengua indígena”. Dice Romero: “Belgrano quería comunicarse con los hijos de la tierra en su propio idioma natural, para exponer sus ideas y para atraerlos a su causa” (Ediciones Intento, 1988, p. 8-10).
Romero reproduce textualmente con la grafía original, expresiones usadas por Belgrano como “pende yopyhara” (vuestros opresores), “pene mboriahúva” (que os tienen empobrecidos), “penety’aicuepe oñemoingo aguïyei” (que viven felices a costa de vuestros sudores); “peteïme ñaihaguä” (para que estemos unidos), “eupebaere, oñehaarö pendereco aguiyai haguä” (y mediante ello, lograreís conquistar vuestro bienestar).
Para Romero, “una demostración de la jerarquía que tenía el guaraní como idioma de la Provincia del Paraguay constituye la frondosa correspondencia oficial del general Manuel Belgrano con las autoridades civiles, eclesiásticas y militares del Paraguay, escrita en castellano y en guaraní, para explicar los motivos de su expedición armada”. Incluso hay una carta para el Gobernador Velazco, en guaraní, y se aclara que la carta original había sido hecha en español pero Belgrano envió una copia en guaraní a otras autoridades, jefes y oficiales paraguayos, con el encabezamiento “Cuatiá ombohasa baecué”.
BILINGÜISMO Y PODER
Según estudios realizados por el profesor Almidio Aquino - que por muchos años intentó difundir la lengua guaraní en televisión, hasta que su programa fue levantado por falta de auspicios publicitarios - y los datos proporcionados por el último Censo Nacional, el idioma predominante en el hogar paraguayo es el guaraní. El 7 % de la población habla castellano, el 50 % combina castellano y guaraní, el 6 % otros idiomas y el 37 % exclusivamente el guaraní. En los medios de comunicación del Paraguay, esta realidad no se refleja ni remotamente. Los diarios tienen poco y nada en guaraní, las radios pasan algunos programas en horario marginal y la televisión es una burbuja transplantada de Argentina, de Méjico, del Brasil, de los Estados Unidos o de cualquier lugar del mundo, pero totalmente desconectada de nuestra veradera idiosincrasia.
Los espacios conquistados por el guaraní a lo mbareté en la prensa escrita, la radio y la televisión, siguen siendo en páginas y horarios marginales. En ningún programa emitido en horarios nobles se utiliza el guaraní en forma sistemática. Las viñetas de identificación de los canales, las promociones, la publicidad de productos de consumo masivo desconocen lo que por la Constitución Nacional vigente es un hecho y un derecho del pueblo paraguayo.
Una conocida marca de gaseosa - multinacional - y alguna que otra tienda de oportunidades han sido los únicos que se han animado a lanzar maivamente jingles y cortos publicitarios en guaraní. El serial Sombras en la noche, seguido después por Nuestros fantasmas, protagonizado y dirigido por Clotilde Cabral, fue uno de los pocos espacios en que el guaraní era de uso corriente.
Es probable que algún día un estudio serio de la comunicación publicitaria en Paraguay demuestre que muchos productos no convencen al público porque éstos no entienden el mensaje que se les quiere vender por radio o televisión.
DOS PAÍSES, UN CAMINO
Robert White, ex embajador norteamericano en Paraguay, dijo una vez en una entrevista que en su tiempo de servicio aquí había palpado la existencia de dos realidades diferentes y contrastantes en nuestro país. Como dos países en uno solo. Dos formas de vivir el Paraguay. Dos mundos casi irreconciliables sobre una misma geografía.
White manejó la representación diplomática de su país en uno de los períodos más difíciles de la dictadura de Stroessner y, aparentemente, llegó a conocer con hondura las grandes contradicciones de nuestra bienamada tierra guaraní. Contradicciones que invaden todos los terrenos, desde el social, el político o el deportivo, hasta el económico y el cultural. Quizás esta bifurcación tiene su raíz en el bilingüismo, realidad nacional que aún estando presente en la Constitución, sigue siendo un olvido lamentable que obstaculiza la dinámica de la educación y el desarrollo armónico de nuestro país.
El problema no es que hablemos y pensemos en dos lenguas distintas. Lo que entorpece nuestra comunicación con los demás y hasta con nosotros mismos, es la falta de mecanismos adecuados para facilitar a los paraguayos el aprendizaje, la creación y la expresión en ambas lenguas. En el ámbito cultural, en el político y ni qué decir en el socioeconómico, siempre estamos teniendo la impresión de vivir en dos países que no tienen nada que ver el uno con el otro.
TOVA’ATÄME (Con caradurez)
El idioma guaraní es uno de los más obstinados en América, ha logrado superar prohibiciones y persecuciones y ha logrado sobrevivir ramificándose en múltiples aspectos culturales: la botánica, la medicina natural, la toponimia, la mitología.
En el siglo XVI se quiso prohibir, por primera vez oficialmente, el uso del guaraní, empleado por los misioneros para la evangelización. Las prohibiciones no sirvieron para detener al idioma y en 1603, en el Sínodo convocado por el Obispo Loyola en Asunción, se resolvió la adopción del guaraní como lengua de evangelización y catecismo. Hernandarias se adhirió con la sanción de ordenanzas pregonadas en castellano y guaraní, estableciendo en el orden civil lo que había sido reglamentado para el nivel eclesiástico.
El guaraní fue la segunda lengua más utilizada en Buenos Aires en los siglos XVII y XVIII. Inclusive la Proclama de la Junta Gubernativa Argentina de 1816 fue redactada en español, guaraní, quechua y aymará. En Paraguay, la Junta Superior Gubernativa en su Instrucción para el Maestro de Primeras Letras de 1812, artículo 35, establece la necesidad de eliminar la lengua nativa en las escuelas. Esta prohibición se prorrogó por el período francista e incluso durante el Gobierno de Carlos Antonio López. Las consecuencias de la imposición artificial del castellano se tradujeron en un deficiente rendimiento educativo y, como señala Heinz Peters, afectaron el desempeño de los becarios paraguayos en Europa. El mismo estudioso alemán señala, en su obra El sistema educativo paraguayo desde 1811 hasta 1865 (1996): "Un problema importante que mantuvo su significación a lo largo de todo el período estudiado, fue el del bilingüismo, ya que para una mayoría de la población guaraní-hablante, el español permaneció siendo por toda la vida una lengua extranjera".
Paradójicamente, en 1867, en plena Guerra de la Triple Alianza, se desarrolla el Primer Congreso de Lengua Guaraní. El idioma constituyó un arma fundamental en la defensa nacional. A pesar de ello, y como señal de su adhesión al "progreso" y a la "civilización", el primer triunvirato de la posguerra decretó el 8 de marzo de 1870, que en las escuelas se prohibiera el uso del guaraní.
Toda una historia de persecución social acompañó al guaraní. Sin embargo, con las prohibiciones oficiales convivía el guaraní de la música y la poesía. En la segunda mitad del siglo XX, en los años '70, en el Congreso Nacional de Educación se analizó la necesidad de volver a promover el guaraní – esta vez en el marco de la Constitución de 1967 – y, por fin, en 1992, la Constitución Nacional le concede al guaraní el estatuto de lengua oficial paraguaya. Y, por supuesto, declara como patrimonio cultural a las demás lenguas de los pueblos indígenas.
Se suele argumentar, erróneamente, que el guaraní no tiene palabras para designar a fenómenos contemporáneos como los tecnológicos. También así sucedió con el hebreo, que dejó de utilizarse desde el año 70 d. C cuando Jerusalén fue destruida por los romanos. ¿Tenía el hebreo palabras para designar al teléfono, al automóvil, la cocina, la electricidad, el fútbol? No sólo no las tenía, sino que la labor de "normalización" del hebreo tomó alrededor de 50 años, entre 1910 y 1959. El hebreo bíblico tenía 8.000 palabras. Hoy, el hebreo contemporáneo tiene más de 120.000. Imaginémonos diciendo a los israelíes que remplacen el hebreo, lengua arcaica, por el inglés, lengua moderna.
Tampoco convence la objeción de la interferencia lingüística, que dice que el mal uso del castellano se debe a la interferencia del guaraní. Nada más equivocado: los trabajos de Wallace Lambert hacia fines de los '60 en Canadá mostraron claramente que las personas que dominan más de una lengua son personas más creativas, más tolerantes, con miradas más amplias de la realidad. Y esto significa que, con seguridad, el abandono de la enseñanza del guaraní no significará un mejor rendimiento en español, por la sencilla razón de que el problema es la forma defectuosa en que se enseña también el español.
Para Bartomeu Meliá, el secreto está en que “enseñar en guaraní y enseñar guaraní deberían tener como primera tarea el desarrollar las posibilidades expresivas a partir de un vocabulario básico que es todavía patrimonio común de la mayoría de la sociedad paraguaya”. Y también que “orilla el sadismo el usar el local de la escuela y el sistema escolar como lugar y ocasión para volver impopular la lengua guaraní. Aun los paraguayos que no saben guaraní conocen palabras y frases hechas que ya son puerta abierta para iniciar un conocimiento más amplio. La pedagogía consiste en caminar de lo conocido a lo desconocido”.
EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
Carlos R. Centurión también expresa que “el idioma guaraní, si bien se dio generosamente al conquistador, no se debilitó en su esencia. Siguió viviendo plenamente durante las centurias de la colonia. Mientras el indio su creador desaparecía – raro fenómeno –, él se prendió al alma del criollo para internarse en los senderos del tiempo. Vivió el nativo trescientos años de epopeya, en el hogar y en la escuela, en las sementeras y en los vivaques. Fue expresión de sus anhelos y de sus padeceres, de su amor y de su odio. Anidado en la caja sonora de su espíritu, le fue leal en las horas inciertas y penosas de la vida y en los minutos rientes de la existencia, en los que espejea la esperanza y canta el corazón”.
También asegura Centurión que “en 1811 (el guaraní) sirvió al patricio para urdir la trama que nos dio la independencia. Sus giros sirvieron para expresar la ira sagrada de Vicente Ignacio Iturbe en la Casa del Gobernador, y en guaraní se dijo el "santo y seña" que abrió las puertas del Cuartel de la Rivera a los hacedores de nuestra libertad. Y fue en la lengua vernácula que el pueblo de mayo cantó, por la primera vez, su emoción de patria y su fe en el destino perenne de la nueva nación”.
Para Centurión también “la guerra de 1864 a 1870 se nutrió con la sonora armonía del idioma autóctono. Estaba en el lenguaje del héroe y en la canción de los campamentos; se hallaba en la orden del jefe y en la comprensión del soldado, en el recuerdo y en el penar de las madres, en la angustia de las esposas, en la tristeza de los niños. Irrumpía, marcial y vibrante, en el clarín triunfal de las trincheras y resonaba, alegre o melancólico, en las melodías de los campanarios. El drama hondo y terrible, la tragedia singular de aquella época lo sufrió, así, el pueblo paraguayo, en guaraní. Era la lengua en que lloraban las mujeres de la residenta y en la que odiaban y peleaban los varones de nuestra tierra. Era, en fin, el idioma confidencial de la raza paraguaya”.
Continúa diciendo que “en la guerra del Chaco, conocen sus protagonistas cuánto servicio ha prestado en las trincheras. No solamente se lo utilizó para llevar y traer órdenes, para despistar al enemigo con sus claves ininteligibles y traviesas, sino arrulló las penurias del soldado, le dio ánimo y fervor en las horas de aflicción y de coraje, y tejió, sobre el cañamazo de sus tristezas, consoladoras esperanzas en el lenguaje eterno y etéreo del corazón”. Y también que “la retaguardia se nutrió también con sus acentos. Las plegarias de las madres campesinas se rezaban en guaraní. En el dulce idioma, las novias añorantes del soldado del Chaco, suspirando, en voz baja, decían rõhechaga'u. Todo comentario, al fin triste o satírico, era más elocuente, satisfacía más el ansia popular cuando se la hacía en la extraña y cariñosa lengua materna”.
Según el libro ya mencionado de Roberto A. Romero, los documentos de los próceres de nuestra Independencia y los bandos de la Junta Gubernativa se publicaban en castellano y guaraní, para que se enterara todo el pueblo. Y en las dos guerras que involucraron al Paraguay el guaraní fue el idioma de las trincheras, el idioma de la defensa nacional. Por resolución número 51 del Mariscal Estigarribia se dispuso que la lengua guaraní sea la única a utilizarse en las comunicaciones, prohibiéndose en absoluto el uso del español. Por algo hoy, los candidatos a cargos electivos en su propaganda utilizan el guaraní, conscientes de que solo con el español no pueden conseguir el voto popular.
LA FUERZA DE LOS DÉBILES
David Galeano Olivera comenta que “los conquistadores intentaron la colonización mediante el uso de su idioma: el castellano. Sin embargo la resistencia indígena se hizo fuerte y decidida, al punto de negarse a aprender el castellano. Este hecho, inédito en la conquista de América, obligó a los conquistadores a reducirse y someterse ellos mismos, al conocimiento y uso de la milenaria y armoniosa lengua Guarani. Desde allí empieza y se extiende hasta hoy el increíble fenómeno histórico por el cual el Castellano es reducido por el Guarani”. También dice Galeano que “hoy, quinientos años después, el idioma Guarani sigue vivo, fuerte, revitalizado y tan campante, hablado por casi ocho millones de almas (Paraguay, Bolivia, Argentina, Brasil, Venezuela) y admirado por la comunidad internacional ya que -además de existir miles de sitios que lo promueven en internet- es estudiado en importantes universidades del mundo, convirtiéndose también en la “atracción fatal” de numerosos investigadores de prestigio mundial. Hoy, después de tanta persecusión y represión, ya es idioma del Mercosur junto al castellano y al portugués. Casi el 80% de los que vivimos en Paraguay, hablamos y entendemos el Guarani. Su creador el Indígena fue reducido y conquistado implacablemente por el Imperio, incluso casi fue aniquilado. Sin embargo, la Lengua Guarani permaneció viva e indomable pese a las más increíbles formas de opresión y represión que padeció. Podemos afirmar que con todo en contra y con casi nada a favor - así y todo - el Guarani redujo al Castellano”.
Finaliza Galeano Olivera con la siguiente declaración: “La Independencia del Paraguay no depende de las armas de las Fuerzas Militares; tampoco depende del dinero prestado del Banco Mundial. Por eso, ni perdiendo una guerra ni si el Banco Mundial nos expropiara el territorio, dejaremos de ser paraguayos. Nuestra nacionalidad está dada por la presencia -en cada uno de nosotros- de esa esencia vital que se llama Idioma Guarani y que, absolutamente, es nuestra razón de ser. En Paraguay, nada se entiende sin el Guarani; así como también, nada se puede construir sin él. El día que dejemos de hablar Guarani, ese día dejaremos de ser paraguayos. Finalmente, si el Indígena Guarani fue conquistado y reducido por los españoles; justo será reconocer, en contrapartida, que la Lengua Castellana fue y sigue siendo conquistada y reducida por la Lengua Guarani”.
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